La historia de los inicios de San Nicolás de los Garza está estrechamente ligada a los acontecimientos derivados de la fundación de Monterrey, ocurrida el 20 de septiembre de 1596.
La capital de Nuevo León fue asentada por tercera ocasión y en definitiva por Diego de Montemayor, quien acompañado de doce familias anteriormente avecindadas en Saltillo, emprendió la exploración de estas tierras con el propósito de poblarlas.
Diego Díaz de Berlanga fue el redactor del Acta Oficial de la Fundación de Monterrey.
El jefe de cada una de las doce familias recibió al paso del tiempo una porción de tierra para que la habitara, poblara y trabajara. Por esos tiempos, las concesiones de propiedades se hacían a través de “mercedes”, que eran medidas en “caballerías de tierra” o “sitios de ganado mayor”. Una “caballería de tierra” era el equivalente a 10,41 kilómetros cuadrados, y un “sitio de ganado mayor” incluía 17,49 kilómetros cuadrados.
Cabe destacar que una merced de tierra era acompañada por “encomiendas de indios”, es decir que a cada poblador se le asignaba alguna cantidad de indígenas para que se sirviera de ellos, pero también y sobre todo para que los educara, “civilizara” y evangelizara.
En aquellas propiedades se establecían haciendas, estancias o rancherías, que al paso de los años se convirtieron en los pueblos, villas y posteriormente en los municipios que hoy conocemos. En lo que hoy es San Nicolás de los Garza se concedieron tres mercedes de tierras, que rebasaban por mucho la extensión territorial que actualmente tiene el municipio
De los jefes de las doce familias fundadoras de Monterrey, tres recibieron mercedes de tierras en la región donde hoy se extiende el industrioso y progresista municipio de San Nicolás de los Garza.
Una de esas concesiones la recibió Diego Díaz de Berlanga y corresponde al área donde actualmente se encuentra la cabecera municipal, que pronto fue conocida por los alrededores como Estancia de Diego Díaz de Berlanga.
Es importante mencionar que aunque en nuestro municipio no hubo una fundación propiamente, se ha tomado como fecha conmemorativa de su constitución formal el 5 de febrero de 1597, ya que fue el día en que tomó posesión de sus tierras Diego Díaz de Berlanga, considerado como fundador. Colindante con la propiedad de Díaz de Berlanga estaba la de Domingo Manuel, que fue convertida en una hacienda de labor. Fue conocida desde aquellos tiempos como Hacienda de Santo Domingo.
El tercer territorio mercedado en esta zona perteneció a Pedro Iñigo, aunque es necesario aclarar que a él no se le identifica como poblador, sino como simple propietario de tierras. Estas tres propiedades pasaron por una larga historia de cambios de dueños y acontecimientos sociales y políticos, hasta que finalmente se convirtieron en la orgullosa y próspera ciudad de San Nicolás de los Garza.
Considerado como fundador de la ciudad de San Nicolás de los Garza, Nuevo León, Diego Díaz de Berlanga es sin duda alguna uno de los personajes más trascendentales en la historia de nuestra ciudad.
.En el primer ayuntamiento de la ciudad establecido en 1596, fue regidor junto con Juan Pérez de los Ríos y Diego Maldonado, y también fue asignado al cargo de escribano público. Fungió como asistente del gobernador Diego de Montemayor en todos los actos oficiales, y junto con él autorizó las mercedes de solares y tierras de labor concedidas a los primeros pobladores de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey.
Diego Díaz de Berlanga estuvo casado con Mariana Díaz, quien quedó como administradora de la propiedad cuando él murió en el año 1605, y la mantuvo en su poder alrededor de 30 años más, hasta que finalmente la vendió al capitán Pedro de la Garza.
Esa fue la razón de que a partir de 1635, la propiedad fuera identificada por los pobladores de la región como Estancia de Pedro de la Garza o Estancia de los Garza o Estancia de los Garzas.
Asimismo, mucho antes de ser una villa o ciudad, la propiedad fue conocida como San Nicolás de los Garza, y la razón es que desde tiempo atrás, los colonos de la finca empezaron a honrar a San Nicolás de Tolentino, a quien convirtieron en su Santo Patrón. De este modo, el nombre se formó con la advocación religiosa y el apellido de los propietarios.
La administración de la Estancia de San Nicolás de los Garza pasó a manos de su viuda, Inés Rodríguez, quien a su muerte la heredó a su hijo Pedro de la Garza, conocido como El Mozo para distinguirlo de su difunto padre.
Antes que los nuevos colonos llegaran a fundar sus haciendas, estancias y rancherías, los amos y señores de las tierras donde actualmente está enclavado el municipio de San Nicolás de los Garza, eran diversas tribus nómadas de indígenas que no establecían poblamientos ni echaban raíces en territorio alguno, pero se sentían dueños de toda la región.